Control biológico de plagas en el cultivo de maíz

Los insectos, mejor conocidos como plagas, constituyen una de las principales barreras en la producción del cultivo de maíz, generando perjuicios significativos para el desarrollo saludable de las plantas y, en consecuencia, ocasionando una merma en los rendimientos obtenidos.

Por ello, surge la imperante necesidad de explorar el potencial del control biológico como estrategia fundamental. Esta enriquecedora técnica busca rebajar los niveles de infestación de plagas a niveles económicamente tolerables, al mismo tiempo que restringe el ámbito de acción de estas, sin imponer cargas contaminantes al entorno ambiental.

Es esencial resaltar que el éxito del control biológico está intrínsecamente ligado a factores como las condiciones climáticas dominantes, la fase fenológica específica del cultivo y la interacción dinámica que surge entre las plagas y sus anfitriones.

Control biológico de plagas en el cultivo de maíz

Factores que influyen en el crecimiento de las poblaciones de plagas

Indudablemente, una serie de factores intrincados ejercen una notable influencia en la expansión y desarrollo de las poblaciones de plagas en los campos de cultivo de maíz. Esta amalgama de elementos, en constante interacción, puede significar la diferencia entre una cosecha fructífera y una afectada por la presencia abrumadora de plagas.

Explorar detenidamente estos factores resulta esencial para comprender y mitigar los impactos negativos de las plagas en los cultivos. A continuación, se detallan algunos de los elementos clave que configuran esta dinámica:

  1. Condiciones Climáticas: El clima, en su variabilidad y extremos, se sitúa en el epicentro de la ecuación. La temperatura, la humedad y los patrones de precipitación influyen directamente en la tasa de reproducción, la sobrevivencia y la migración de las plagas. Eventos climáticos como sequías, lluvias intensas o cambios bruscos de temperatura pueden alterar la dinámica de las poblaciones de plagas.
  2. Disponibilidad de Alimentos: Los recursos alimenticios desempeñan un papel fundamental. La cantidad y calidad de alimentos a disposición de las plagas determina su capacidad para reproducirse y prosperar. El suministro de nutrientes y la presencia de plantas hospedadoras adecuadas tienen un impacto directo en el crecimiento de las poblaciones de plagas.
  3. Ciclo Fenológico del Cultivo: El ciclo de vida del maíz, desde la siembra hasta la cosecha, también influye. Diferentes plagas pueden mostrar preferencias por ciertas etapas del desarrollo del cultivo. Algunas pueden proliferar en etapas de crecimiento vegetativo, mientras que otras pueden ser más problemáticas durante la formación de mazorcas y la maduración.
  4. Prácticas Agrícolas: La forma en que se gestiona el cultivo puede ser determinante. La elección del tipo de cultivo, la densidad de siembra, la rotación de cultivos y el uso de fertilizantes puede influir en la disponibilidad de recursos para las plagas y en su capacidad para expandirse.
  5. Presencia de Enemigos Naturales: La biodiversidad en el campo puede actuar como un mecanismo de control. La existencia de depredadores, parasitoides y otros enemigos naturales puede regular las poblaciones de plagas al disminuir su abundancia y frenar su propagación.
  6. Resistencia de la Planta: La resistencia genética del maíz ante ciertas plagas es un factor crucial. Algunas variedades de maíz pueden presentar mayor tolerancia o incluso inmunidad a ciertas plagas, lo que impacta en la capacidad de las poblaciones de expandirse.
  7. Uso de Pesticidas: El uso de pesticidas puede tener consecuencias mixtas. Aunque pueden reducir las poblaciones de plagas, también pueden afectar a los enemigos naturales y promover la aparición de resistencia en las plagas.
  8. Movilidad de las Plagas: La capacidad de las plagas para desplazarse en el campo es un elemento clave. Su movilidad influye en la rapidez con que colonizan nuevos lugares y en la propagación de la infestación.
  9. Interacciones Ecológicas: Las complejas relaciones entre las plagas, los enemigos naturales y las plantas pueden dar lugar a efectos imprevistos. La competencia entre distintas especies de plagas o la influencia de otros organismos en la cadena alimentaria pueden afectar la dinámica de las poblaciones.
  10. Cambio Climático: La evolución en los patrones climáticos representa un desafío. Los cambios en el clima pueden alterar la disponibilidad de recursos y modificar las preferencias de las plagas, afectando así su comportamiento y distribución.
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Es evidente que estos factores operan en conjunto para influir en el crecimiento de las poblaciones de plagas en los cultivos de maíz. Esta intrincada red de interacciones subraya la importancia de un enfoque integral y adaptativo en el manejo de plagas, donde se tomen en cuenta tanto aspectos biológicos como prácticas agronómicas y ambientales.

Plagas más comunes del cultivo de maíz

El cultivo de maíz es propenso a la infestación de diversas plagas que pueden causar daños significativos en los campos y afectar los rendimientos. Entre las plagas más comunes que pueden afectar el cultivo de maíz se incluyen:

  • Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda): Una de las plagas más devastadoras para el maíz. Las larvas de este gusano se alimentan de las hojas y brotes tiernos, lo que puede causar daños considerables.
  • Gusano elotero (Helicoverpa zea): También conocido como gusano de la mazorca, se alimenta directamente de las mazorcas del maíz, lo que afecta tanto la calidad como la cantidad de la cosecha.
  • Pulgones: Estos insectos chupadores se alimentan de los nutrientes de las plantas al succionar la savia. Su presencia puede debilitar las plantas y transmitir enfermedades.
  • Trips: Los trips se alimentan raspando la superficie de las hojas y también pueden transmitir enfermedades. Pueden afectar el crecimiento y desarrollo normal de las plantas de maíz.
  • Gorgojos del maíz (Sitophilus spp.): Estos insectos perforan y ponen huevos en los granos almacenados de maíz, lo que provoca pérdidas económicas en el almacenamiento a largo plazo.
  • Ácaros: Los ácaros pueden causar daños a las hojas y tejidos vegetales al alimentarse de ellos. Pueden causar descoloración y necrosis en las plantas.
  • Diabrotica spp. (Escarabajos): Algunas especies de escarabajos como el escarabajo de la cucurbitácea pueden dañar las hojas al alimentarse de ellas, lo que puede reducir la capacidad de la planta para realizar la fotosíntesis.
  • Nematodos: Estos microorganismos pueden atacar las raíces del maíz, debilitando la planta y reduciendo su capacidad de absorber nutrientes y agua.
  • Orugas cortadoras: Las orugas cortadoras, como la oruga negra, pueden causar daños al cortar las plántulas a nivel del suelo.
  • Mildiú polvoso (Erysiphe spp.): Un hongo que causa una capa blanca en las hojas y puede afectar la fotosíntesis y el crecimiento de la planta.
  • Moscas minadoras: Las larvas de estas moscas crean galerías dentro de las hojas, lo que puede dañar la estructura y reducir la capacidad de la planta para realizar la fotosíntesis.
  • Cochinillas: Estos insectos chupadores pueden debilitar las plantas al succionar la savia y también pueden transmitir enfermedades.



Es importante destacar que la presencia y gravedad de estas plagas pueden variar según la ubicación geográfica, las condiciones climáticas y las prácticas agrícolas locales. El manejo integrado de plagas, que combina enfoques biológicos, químicos, culturales y mecánicos, es fundamental para minimizar el impacto de estas plagas en el cultivo de maíz.

Control biológico

El control biológico de plagas en el cultivo de maíz es una estrategia que se basa en el uso de organismos vivos, como enemigos naturales y microorganismos, para regular las poblaciones de plagas de manera natural y sostenible. Esta técnica busca mantener el equilibrio entre las plagas y sus enemigos naturales, reduciendo la necesidad de pesticidas químicos y minimizando los impactos ambientales.

Aquí hay algunas formas comunes de aplicar el control biológico en el cultivo de maíz:

  1. Parasitoides y Depredadores: Introducir enemigos naturales que sean depredadores o parasitoides de las plagas del maíz. Por ejemplo, liberar avispas parasitoides que ponen sus huevos en las larvas de los gusanos del maíz, lo que impide su desarrollo normal.
  2. Insectos Entomopatógenos: Utilizar microorganismos patógenos específicos para las plagas, como bacterias, hongos y nematodos. Estos patógenos pueden infectar y matar a las plagas de manera selectiva.
  3. Cultivos Trampa: Plantar cultivos trampa alrededor del maíz que atraigan a las plagas y desvíen su atención de los cultivos principales.
  4. Policultivos: Cultivar diferentes especies de plantas en la misma área para crear hábitats favorables para enemigos naturales y reducir la densidad de las plagas.
  5. Conservación de Enemigos Naturales: Fomentar la presencia y reproducción de enemigos naturales en el área, proporcionándoles refugios y recursos, como flores que les provean néctar y polen.
  6. Rotación de Cultivos: Cambiar los cultivos de una temporada a otra para romper el ciclo de vida de las plagas y reducir su persistencia en el suelo.
  7. Uso de Feromonas: Utilizar feromonas sexuales sintéticas para confundir a las plagas y dificultar su apareamiento, lo que reduce la reproducción y la proliferación.
  8. Manejo Integrado de Plagas (MIP): Implementar un enfoque holístico que combine diferentes técnicas de control, incluido el biológico, junto con medidas culturales y químicas cuando sea necesario.
  9. Monitoreo y Toma de Decisiones: Utilizar trampas y técnicas de muestreo para evaluar la presencia y densidad de plagas, y tomar decisiones informadas sobre cuándo y cómo aplicar estrategias de control biológico.
  10. Investigación y Desarrollo: Continuar investigando y desarrollando nuevas especies de enemigos naturales, microorganismos y técnicas para mejorar la efectividad del control biológico en el cultivo de maíz.
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El control biológico en el cultivo de maíz puede ser altamente efectivo cuando se implementa de manera adecuada y se adapta a las condiciones específicas de la región y el sistema agrícola. Sin embargo, es importante reconocer que este enfoque requiere un mayor conocimiento y comprensión de las interacciones biológicas en el agroecosistema para lograr resultados exitosos.




Enemigos naturales para el control de plagas

El uso de enemigos naturales para el control de plagas en cultivos de maíz es una estrategia de manejo integrado de plagas que busca reducir la población de plagas utilizando sus depredadores, parásitos y organismos que compiten por recursos.

Algunos ejemplos de enemigos naturales que pueden ser utilizados para el control de plagas en cultivos de maíz son:

  • Avispas parasitoides: Algunas especies de avispas parasitoides ponen sus huevos dentro de las larvas de insectos plaga, lo que eventualmente lleva a la muerte de las plagas. Por ejemplo, Trichogramma spp. es una avispa parasitoide que ataca huevos de lepidópteros como la palomilla del maíz.
  • Crisopas: Los adultos y las larvas de crisopas son depredadores voraces de una amplia variedad de insectos plaga, como áfidos, orugas y trips.
  • Mariquitas: Las mariquitas son conocidas por su alimentación de áfidos, que son una plaga común en los cultivos de maíz.
  • Nematodos entomopatógenos: Estos son pequeños gusanos que infectan y matan a las plagas subterráneas, como larvas de escarabajos y gusanos blancos.
  • Ácaros depredadores: Algunas especies de ácaros se alimentan de ácaros fitófagos y pequeños insectos, ayudando así a mantener bajo control las poblaciones de plagas.
  • Arañas: Muchas arañas son depredadoras y se alimentan de una variedad de insectos plaga que pueden afectar los cultivos de maíz.
  • Aves insectívoras: Aves como golondrinas, gorriones y chipes se alimentan de insectos, incluyendo aquellos que pueden dañar los cultivos.
  • Entomófagos terrestres: Algunos insectos terrestres como escarabajos y chinches depredadores se alimentan de plagas de insectos.
  • Hymenoptera parasitoides: Además de las avispas parasitoides, otros insectos del orden Hymenoptera, como los Ichneumonidae y Braconidae, también son parasitoides que atacan diversas plagas.
  • Hongos entomopatógenos: Algunos hongos son patógenos para insectos y pueden utilizarse para el control biológico de plagas. Estos hongos infectan y matan a las plagas sin dañar los cultivos.

La implementación exitosa de enemigos naturales como parte de una estrategia de control de plagas requiere un conocimiento profundo de la ecología local, las dinámicas de las poblaciones de plagas y sus enemigos naturales, así como la implementación adecuada de técnicas de manejo integrado de plagas.

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Cada sistema agrícola es único, por lo que es recomendable trabajar con expertos en el campo para diseñar y aplicar un programa de control de plagas efectivo y sostenible.

Problemática por la aplicación de insecticidas químicos sobre plagas en maíz

La aplicación de insecticidas químicos sobre plagas en cultivos de maíz puede tener varias problemáticas y efectos adversos, tanto en el ambiente como en la salud humana. Algunas de las principales preocupaciones son:

  1. Resistencia de plagas: La resistencia de las plagas a los insecticidas es una preocupación fundamental en la agricultura moderna. El uso repetido de un mismo insecticida puede seleccionar individuos de plagas con genes que les confieren resistencia a ese producto químico en particular. Estos individuos resistentes tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse, transmitiendo sus genes de resistencia a las generaciones futuras. Con el tiempo, esto reduce la efectividad del insecticida y puede llevar a situaciones en las que ya no es útil para el control de plagas.
  2. Destrucción de enemigos naturales: Los enemigos naturales, como los depredadores y parasitoides, desempeñan un papel crucial en el control de las poblaciones de plagas. Al aplicar insecticidas de manera indiscriminada, es probable que estos enemigos naturales también se vean afectados. Esto puede dar lugar a un desequilibrio en el ecosistema, donde las poblaciones de plagas pueden aumentar considerablemente sin la presencia reguladora de sus depredadores naturales.
  3. Daño a organismos no objetivo: Los insecticidas pueden afectar a organismos no objetivo, como abejas, mariposas, aves y otros insectos beneficiosos. Las abejas, en particular, son esenciales para la polinización de muchos cultivos, incluido el maíz. La exposición a insecticidas puede debilitar o matar a estas poblaciones de polinizadores, lo que podría tener efectos negativos en la producción de cultivos y en la biodiversidad en general.
  4. Contaminación del suelo y agua: Los insecticidas aplicados sobre los cultivos pueden infiltrarse en el suelo, lo que puede afectar la calidad del suelo y la vida microbiana que es esencial para la salud del ecosistema agrícola. Además, cuando llueve, los residuos de insecticidas pueden ser arrastrados hacia las fuentes de agua subterránea, contaminando el agua que se utiliza para el consumo humano y agrícola.
  5. Toxicidad para la salud humana: La exposición a insecticidas puede ser perjudicial para la salud humana. Los trabajadores agrícolas que aplican los insecticidas están en mayor riesgo de exposición directa. Además, los residuos de insecticidas en los alimentos pueden llegar a las mesas de los consumidores, lo que plantea preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la salud a largo plazo.
  6. Contaminación del aire: Durante la aplicación de insecticidas, los productos químicos pueden evaporarse y dispersarse en el aire, especialmente en formas de aerosol. Esto puede llevar a la exposición de las personas que trabajan en los campos o que viven en las cercanías, lo que podría tener efectos respiratorios y otros efectos adversos para la salud.
  7. Impacto en la biodiversidad: La sobreutilización de insecticidas puede tener un impacto negativo en la biodiversidad de los sistemas agrícolas. La eliminación de insectos beneficiosos junto con las plagas puede alterar los equilibrios ecológicos y disminuir la resiliencia del ecosistema agrícola ante problemas futuros.

Control biológico de plagas en el cultivo de maíz

Ante estas problemáticas, el enfoque de Manejo Integrado de Plagas (MIP) busca abordar las preocupaciones relacionadas con el uso excesivo de insecticidas. Este enfoque involucra la combinación de diferentes estrategias, como la introducción de enemigos naturales, la rotación de cultivos, la selección de variedades resistentes, la implementación de prácticas culturales adecuadas y, en última instancia, la reducción de la dependencia de insecticidas químicos.

El MIP busca crear sistemas agrícolas más equilibrados y sostenibles, donde se mantenga un control de plagas eficaz pero se minimicen los impactos negativos en el medio ambiente y la salud humana.

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